Hace aproximadamente diez minutos, terminé de leer un cuento de Fogwill, titulado MUCHACHA PUNK. Me llenó de inspiración, nosé que fué lo que me causó tantas ganas de vivir y de detallar nuestra vida, nuestras aventuras.
Abrí la puerta de mi habitación, apagué y desenchufé el ventilador que estaba a dos centímetros de mi cara congelandome, corrí la valija que estaba en el medio de la puerta del baño, yla puse contra mi puerta, apesar de mis enormes intentos por no hacer ruido para que no despierten mis viejos, hice un ruido de la puta madre y Miranda empezó a ladrar. La llamé y le jugué un ratito, así logré que hiciera silencio. Iba a caminar desesperada de ancias de encontrarme con una naranja al abrir la heladera, y miré mi escritorio ví la taza de café que había tomado mientras leía la tomé, luego miré mi cama y ví trozos de revistas y diario, una Voligoma, una cinta scoch, una tijera, una fibra negra, hojas tamaño officio listas para ser usadas y una enorme carpeta que contiene ciertas cosas que son de mi interés. Seguí caminando hasta la cocina, serán aproximadamente diez pasos, prendí la luz y apoyé la taza en la mesada mientras pensaba en que luego iba a escribir esto. Abrí la heladera y no encontré naranjas, fue una enorme decepción, me resistí a comer una porción de tarta a las 3:52 a.m. "POR QUE NO DÁ". Apagué la luz sin quejas y regresé a mi ahbitación, me senté en mi silla con las piernas cruzadas como un indio, me puse a charlar con Sol, una gran amiga y en muchos aspectos parecida en gustos a mí como yo a ella. Me gusta comparar opiniones, y hablar con ella, porque es como hablar conmigo. Mi casa está en silencio solo se escuchan el ruido de mis dedos apoyandose sobre las teclas, el viento sopla y hace que la puerta se mueva causando un leve sonido, se escucha el suave ronquido de mi papá.
Me duele la cabeza, pero no tengo sueño, más grandes son las ansias de salir afuera y poder prender otra vez eso que tanto me gusta.